Cerraron los ojos a la protesta ciudadana y establecieron eje de la violencia. Replican vocerías de funcionarios de la dictadura.
Gonzalo Magueda. Periodista. 15/07/2020. Desde la derecha y hasta segmentos de la oposición hubo sonrisas cuando nombraron a Gonzalo Blumel en Interior y a Karla Rubilar como vocera de La Moneda. Que era una nueva generación de la derecha, más liberales, que era un rostro renovado. A estas alturas está claro que, serán jóvenes, pero representan posturas conservadoras e incluso autoritarias y represivas. En ese camino pueden llegar a grotescas omisiones y equivocaciones. El último botón de muestra fueron sus reacciones a las manifestaciones ciudadanas y populares producidas la noche del martes 14 de julio en contra de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y a favor de la reforma que permitía el retiro voluntario del 10% del fondo de pensiones.
La gran omisión: al hablar de las movilizaciones, ni Blumel ni Rubilar hicieron referencia alguna al caceroleo, a las manifestaciones en esquinas y barrios de decenas de comunas, a la protesta por redes sociales. Acciones en las que participaron miles de personas. Tampoco hicieron referencia alguna a los argumentos y consignas de esa expresión social.
La gran equivocación: quisieron establecer que todo se trató de violencia y de vandalismo, de “amenazas a la democracia”, de extremistas, de violentistas. Para el Ministro y la Vocera eso fue el centro de lo que ocurrió el martes. Es cierto que hubo saqueos y protestas ante las Comisarías, pero no fue el eje de la manifestación ciudadana. Hicieron caso omiso del foco central. Y volvieron a la línea discursiva implantada durante el estallido social, donde los ministros cometieron varios errores.
Lo complicado es que el lenguaje y la visión de Blumel y Rubilar se asemeja mucho al tono discursivo de los funcionarios de la dictadura, a sus correligionarios de la derecha como Andrés Chadwick, Alberto Cardemil, Juan Antonio Coloma, Jovino Novoa, Hernán Büchi. Ante la expresión social y ciudadana pacífica y transparente, el titular de Interior y la Vocera de La Moneda no se colocan en el terreno de una generación renovada y liberal de la derecha, sino que se suman al concierto conservador y autoritario. Nada más complicado que aparecer cerrando los ojos ante un caceroleo y movilización extendida por decenas de comunas y abriendo la boca para calificar eso de violencia y amenazar a los opositores exigiéndoles, de paso, condenas que sólo salen de lo más duro de la derecha y del gobierno.
Gonzalo Blumel fue explícito: “Quiero hacer un llamado de atención, lo de anoche tiene que ser un punto de inflexión, quiero hacer un llamado a todos los actores políticos, a todos los actores sociales, a que rechacen y condenen estos hechos de violencia. Justificarlo, darle alguna razón o darle algún sentido, es simplemente hacerse cómplice de esta violencia”, dijo el titular de Interior y enfatizó: “Quiero llamar a todos los actores políticos a condenar esta violencia; quien no la condene se va a hacer cómplice se esta violencia”.
Para Blumel no hubo expresión ciudadana, no hubo caceroleo, no hubo expresiones masivas por redes sociales, no hubo manifestaciones en barrios y esquinas, en poblaciones y comunas, no hubo aparición del sujeto social. Sólo violencia y vandalismo. Nada más.
Karla Rubilar no se quedó atrás. Para ella, lo único que ocurrió la noche del martes fue violencia. “Lo que vimos ayer fue violencia pura y dura”, expresó. No escuchó el caceroleo ni vio gente protestando.
Y empatizó con el discurso amenazador de Blumel y cayó en la distorsión comunicacional: “Que haya pasado anoche no es casualidad, es una manera de decir si el gobierno (sus parlamentarios) no vota como queremos vamos a tener una escalada de violencia”. Ninguna reflexión de que si, otra vez, el gobierno y la derecha dan la espalda a una reivindicación ciudadana, lo que vendrá es un estallido social, una creciente protesta de la gente.
Eso, en voz de analistas y dirigentes de la sociedad civil, es “criminalización del movimiento social” y apunta, entonces, a que lo que queda es invalidar el argumento de protesta por parte de la oposición política y social y recurrir a la represión y medidas autoritarias.
Con sus vocerías, eso es lo que alimentan las jóvenes expresiones de la derecha y La Moneda, Gonzalo Blumel y Karla Rubilar.