Monckeberg en aprietos, el factor Macri que golpeó a SP y la derecha, y dos logros peligrosos en la agenda policíaca y represiva del gobierno.
Equipo ES. 16/08/2019. Monckeberg en aprietos
Nicolás Monckeberg, titular de Trabajo y Previsión Social, es la víctima del gobierno con el acorralamiento y quiebre de la agenda laboral que logró la diputada comunista, Camila Vallejo, con el reposicionamiento de su proyecto (presentado hace dos años, no ahora como desvirtúa la derecha) de reducir de 45 a 40 horas la jornada laboral de los trabajadores.
Algunos en La Moneda, y dentro de las colectividades de la derecha política, evalúan pésimo el manejo de Monckeberg, y principal causante de lo que -incluidos medios de prensa tradicionales- se calificó como un triunfo de la parlamentaria del Partido Comunista (PC) en “la batalla comunicacional” por la discusión de la rebaja de horario.
En realidad, de la gris discusión e instalación de la iniciativa de “adaptabilidad” y “flexibilidad” laboral impulsada por el gobierno, la agenda de trabajo se trasladó al análisis y debate de la idea de bajar a 40Horas la jornada semanal de las y los asalariados.
El punto de inflexión oficialista fue protagonizado por el propio Ministro del Trabajo cuando salió a anunciar que al proyecto promovido por su cartera, se añadía una indicación: reducir a 41 horas la jornada laboral semanal…en promedio. Fue la hecatombe comunicacional, y ese pato lo está pagando Monckeberg.
El anuncio no solo dio para decenas de memes y chistes con esto del gobierno de no aceptar la idea de Camila Vallejo de 40 horas, pero sí reducirlas a 41. Por lo demás, la noticia dada a conocer por Monckeberg no legitimó el plan del gobierno sobre la materia y más aún, contó con el rechazo de los gremios empresariales y de parlamentarios de la derecha.
Para colmo, al menos tres parlamentarios del propio partido del Ministro, Renovación Nacional (RN), salieron a respaldar el proyecto de 40Horas, lo que armó una pelea con la Unión Demócrata Independiente (UDI) y dirigentes empresariales, donde quedó en medio Nicolás Monckeberg.
En ese cuadro, en La Moneda decidieron que fuera el Presidente Sebastián Piñera el que saliera a confrontar directamente a Camila Vallejo, y poner las cosas en su lugar. Comunicacional y políticamente mostrar más fuerte al mandatario. Es así que SP anunció que si la iniciativa de 40Horas era aprobada en el Parlamento, el Ejecutivo recurriría al Tribunal Constitucional (TC) porque el contenido no va con la institucionalidad. Fue el golpe o la amenaza más fuerte y precisa, respaldada por cierto, por la colectividad más dura del oficialismo, la UDI. Además, defendió con garras y matinales su idea de la “adaptabilidad” y “flexibilidad”, una tesis promovida por el sector financiero y empresarial, por las patronales y los economistas neoliberales, instalando la tesis de que propuestas como las de la diputada comunista obedecen a una “rigidez”. Sumó ataques al Partido Comunista en la línea de que esa colectividad atenta contra los derechos de los trabajadores.
Eso produjo contradicciones con Monckeberg quien incluso en un momento del debate dijo que se podrían fusionar el proyecto oficialista con el del PC.
Lo de SP pudo tener cierto efecto en los sectores conservadores y pro empresariales del país, pero con esas posturas también se delineó una desesperación política y comunicacional de parte de Piñera y su equipo presidencial. De hecho, el término “desesperado” fue usado por la presidenta de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, Gael Yeomans, al conocer las palabras del Presidente, calificativo usado por otros parlamentarios y comentaristas de radio y medios escritos.
Amenazar con recurrir al TC si el Parlamento aprobaba democráticamente una propuesta, fue una actitud hostil y, en realidad, desesperada del mandatario que, de paso, hizo ver que la iniciativa de Camila Vallejo tiene viabilidad de ser aprobada.
Mientras tanto, Nicolás Monckeberg se veía a la defensiva, al punto de salir corriendo de un programa de radio a un matinal televisivo donde había estado Camila Vallejo (previo pedir al Canal respectivo que le dieran tiempo “de réplica”), y teniendo que enfrentar cuestionamientos desde su sector (partidos de derecha y miembros del gobierno) por no calibrar lo que se venía con las 40Horas y no fortalecer el proyecto del gobierno.
Lo concreto es que el proyecto de la diputada del PC quebró la agenda laboral de Piñera y acorraló al ministro Monckberg. Y sin que ese fuese su propósito inicial y principal, porque la iniciativa viene de hace dos años y apunta no a confrontarse con la derecha, sino a otorgar derechos laborales y una mejor calidad de vida para los asalariados del país. Pone, por lo demás, en un estándar internacional a Chile.
Puede que se salve, pero este episodio dejó magullado al ministro de RN y golpeado a SP.
El efecto Macri
Pese a las apresuradas declaraciones de la vocera de La Moneda, Cecilia Pérez, y dirigentes de la derecha, la tremenda derrota electoral y política del Presidente Mauricio Macri en Argentina, lo ocurrido allá puso alertas y planteó preocupaciones dentro del oficialismo chileno.
Macri es un reconocido aliado y amigo personal y político de Sebastián Piñera, con quien forma el arco de gobiernos conservadores y neoliberales que aparecieron en la línea de “dejar atrás” la “etapa de gobiernos progresistas” y ambicionar la generación de una fuerte corriente e incidencia del conservadurismo político y económico en América Latina.
La derrota del mandatario argentino desinfló notoriamente esas aspiraciones, puso en entredicho los proyectos y tácticas de gobiernos como los de SP, y demostró que probablemente el progresismo nunca se había terminado de ir.
Si bien es cierto que el manejo de la economía y las finanzas públicas del gobierno piñerista no tiene factores tan desastrosos como los delmacrismo, hay similitudes respecto a no cumplir con las expectativas prometidas a la población, tener a una ciudadanía con déficit en la economía familiar y de ingresos, no cumplir con los porcentajes de crecimiento anunciados, y mostrar una clara tendencia pro empresarial y de favorecer a capitales privados y grupos monopólicos financieros.
La baja en las encuestas por parte de SP, las percepciones negativas de la gente sobre el funcionamiento de la economía, las informaciones de desempleo que no baja y salarios que no suben, son cuestiones que tienen conexión con la gestión de Macri.
A parte del desastre económico y social generado por el mandatario argentino, un elemento que le afectó fue no cumplir promesas y expectativas y en eso se parece el caso del mandatario chileno.
Se despejó, además, la idea de que los gobiernos de derecha podrían durar dos o más periodos ante un repliegue o desgaste de sectores progresistas y de izquierda; quedó claro que la llegada de gobiernos de derecha en algunos países, pudo ser un lunar en un periodo de administraciones progresistas y democráticas. Eso constituye otra advertencia para Piñera y partidos de derecha (donde, claro, será gravitante cómo actúan las fuerzas opositoras chilenas, porque divididas como están, puede ser las facilitadoras de la repetición del oficialismo en La Moneda).
La derrota de Mauricio Macri fue una derrota de Sebastián Piñera. El retroceso de la derecha y los planes neoliberales en argentina, golpeó a la derecha y los neoliberales chilenos.
Perfil autoritario y policíaco acentuado
El gobierno se anotó dos logros en materia legislativa y en su agenda autoritaria, policíaca y de corte represivo. En el Parlamento consiguió que se diera luz verde a la “ley corta antiterrorista” y la actividad de las Fuerzas Armadas en las fronteras “para el combate decidido contra el narcotráfico”.
Ambas iniciativas son prioritarias en la agenda gubernamental, que está perfilada en temas de seguridad, combate a la delincuencia, salirle al paso al narcotráfico, y potenciar el rol de las policías, los militares y agentes que actúen en tareas represivas e invasivas.
Los proyectos del gobierno aprobados, por cierto con apoyo de algunos parlamentarios de la oposición, dan curso al uso de agentes encubiertos y mayores facultades para, por ejemplo, intercepciones telefónicas, y posibilitan la actuación del Ejército, Armada y Fuerza Aérea en misiones logísticas, de transportes y técnicas dentro del territorio nacional en una función en realidad policíaca para enfrentar a los grupos de narcotraficantes.
Todo esto ocurre cuando a la opinión pública no se le olvida el gran plan de seguridad para La Araucanía, con el Comando Jungla, que terminó con el asesinato de un joven mapuche y la constatación de montajes por parte de Carabineros (incluidos altos oficiales), y cuando ahora se conocen operaciones de espionaje de la Dirección de Inteligencia del Ejército en contra de un periodista y de militares, en que, a pesar de las declaraciones del Ministro de Defensa y del Comandante en Jefe de esa entidad, se habrían incurrido en irregularidades al margen de la legalidad.
Cuando hay una extendida y explicada desconfianza en la forma que actúan Carabineros y ramas de las Fuerzas Armadas, sin que muchas de situaciones de corrupción, abuso de mando y anomolías estén aclaradas completamente, el gobierno insiste en darles más y mayores atribuciones, más recursos y espacios de actuación.
Así, lo que para el gobierno pueden ser logros en su agenda autoritaria y represiva, para la ciudadanía y el país pueden ser peligrosos pasos en reforzar instituciones y políticas que han mostrado deficiencias notables, irregularidades notables y ausencia de profesionalismo.